El Real Madrid volvió a caer en el Palacio de los Deportes. El equipo de Pablo Laso tropezó en Liga por tercera vez consecutiva ante su afición, tras caer por 93-94 frente a Valencia Basket. El conjunto blanco fue todo el encuentro a remolque y, aunque logró remontar en dos ocasiones una diferencia que parecía imposible, en el tercer y en el último cuarto, finalmente se les escapó el triunfo por la mínima. Hasta los últimos segundos mantuvieron las opciones de remontar, pero los taronjas supieron amarrar la victoria, con un error en un tiro libre que provocó que el tiempo se agotara.
Los madridistas sumaron su tercera derrota en la competición domestica de manera consecutiva. Unos registros que no se daban desde 2006, temporada en la que cerraron el curso en sexta posición. Ahora, Barcelona, Andorra y Valencia han llevado a los blancos a igualar aquella mala racha, aunque su puesto en la tabla es bien distinto. Tras estos últimos resultados, los de Laso dejan su balance en 16 victorias y cuatro derrotas, dándose la circunstancia de que todas han sido como locales. Una situación que contrasta de manera radical con la imbatibilidad en la Euroliga, donde suman 12 victorias en casa en otros tantos partidos.
El partido comenzó con mucho ritmo y mucho acierto y con dominio dispar entre ambos equipos. Mandaba el Madrid, que pronto pensó que podía tener el partido encarrilado, al marcharse de 10 puntos en los primeros minutos. Sin embargo, el parcial de 13-0 que habían logrado quedó reducido a la nada antes de que se llegara al final del cuarto, marchándose los valencianos con un marcador favorable de 30-31.
Bajaron los porcentajes de anotación de manera considerable en el siguiente cuarto. Los dos equipos no fueron capaces de mantener el ritmo en los diez minutos siguientes. Los visitantes aprovecharon para comenzar a establecer sus primeras ventajas peligrosas, ante un Madrid al que se le enfrió la muñeca. Aún así, reaccionaron tímidamente antes del descanso, reduciendo la desventaja hasta los tres puntos.
Con 48-51 en el marcador regresaron los equipos al parqué del Wizink y el Valencia aprovechó para empezar a encarrilar el partido. Los de Peñarroya se valían de Prepelic y Rivero para ir ampliando su renta y obtener la máxima del partido, fijándola en +13. Laso volvió a recurrir a su vieja guardia, la que forman Llull y Rudy, para evitar lo que ya se estaba comenzado a forjar: la tercera derrota seguida.
Entre los dos veteranos y Williams-Goss mantuvieron al conjunto blanco con opciones. Entre los tres dejaron abierto el partido de cara a los 10 últimos minutos, mejorando notoriamente el apagón ofensivo que habían vivido en la primera mitad del cuarto. Los madridistas reaccionaron para fijar el marcador en un 71-74 antes del último y definitivo asalto.
Pero volvió a golpear ahí el Valencia. Cuando la dinámica parecía decantar la balanza en favor de los madridistas, la resistencia del equipo de los taronjas les llevó a llevarse el partido. Regresó la ventaja a su favor que parecía definitiva y que, finalmente, terminaría siéndolo. Trató de evitarlo Llull, con una de sus infinitas mandarinas que dejaba a uno a los blancos a falta de tres segundos. La falta obligada sobre López-Arostegui hizo creer a los blancos, sobre todo tras el fallo del primer tiro libre, pero el alero fue más inteligente que nadie y, ante la amenaza de los bombarderos madridistas, erró también el segundo, provocando que se agotara el tiempo.